Lo primero que sentimos al respirar el jazmín es placer, es paz: su flor es ese billete de vuelta a nuestra primera casa y a todos esos recuerdos de la infancia que guardaremos siempre como un tesoro.
Aunque casi todos sentiremos este aroma como algo nuestro, Jasmine nos mostrará imágenes diferentes a cada uno de nosotros:
Si creciste en Andalucía, verás la primavera, la Semana Santa, la Feria… El aroma que te llegaba desde todos esos campos llenos de jazmines, o de los balcones decorados con flores que brillaban con el sol.
Sin embargo, a los mediterráneos puede que les lleve a una noche de verano, y que se encuentren sentados en una terraza donde –tras la cena– un Galán de noche abre su flor y acompaña con su fragancia la conversación animada de la mesa.
Jasmine es convivencia, es cercanía.
Y no deja de sorprendernos cómo una esencia tan sencilla te puede traer tantos recuerdos: tantas memorias que van desde la Costa de la Luz hasta la Costa Brava.