Si la madera de cedro te trae la frescura de la tierra húmeda primero, la corteza del sándalo de Cedrus la alcanza muy pronto para dejarte ver que en él también se esconden árboles dulces:
Este es un bosque amable.
Cedrus nos lleva por una senda acogedora –casi de cuento– dentro de una montaña que hemos ido a visitar un fin de semana con amigos: el paseo es fresco y 4 gotas encienden el olor a bosque, pero la magia del sándalo nos hace sentir protegidos en todo momento.
Cuando por fin aparece el fondo de pachuli de Cedrus, su calidez parece decirnos que es hora de recogernos y volver al pueblo: la tarde se acaba y pronto se irá el sol.
El camino cuesta abajo nos lleva hacia un refugio de madera con un tejado de terraza:
La sensación de descanso que tenemos al pasar la puerta nos dan ganas de quitarnos la chaqueta y preparar una infusión calentita de Rooibos: nos sentamos, relajamos las piernas, y despedimos a sorbos un bonito día en la naturaleza.