La flor de nerolí te acogerá y dará vida mientras sientes cómo un cítrico misterioso la expande con su energía fresca y te trae la agradable sensación de estar en un lugar limpio.
Ese cítrico es naranja dulce.
Aunque su aroma es sutil amplía el espacio y cuando se une al sentimiento de hogar que nos da la flor parece como si nos llevara a la entrada de un lugar donde nunca ha habido ni una sola mota de polvo:
Azahar es como el placer de llegar a casa después de un día largo y encontrarte todo limpio y ordenado. Es ese momento en el que respiras y te dices por dentro: “qué gusto”.
Mientras vamos hacia la cocina, el cítrico se matiza poco a poco pero no nos abandona en esta experiencia de limpieza floral: la encimera brilla y cogemos algo de la nevera con cuidado para no manchar nada.
Ya en el salón el suelo está reluciente, los cojines en su sitio… ¿Que van a durar así diez minutos?
Sí, pero ese momento es tuyo.